Nosotras sabemos lo conocido que es estar en una situación de desigual competencia frente a nuestros compañeros varones, ganando menos en los puestos de trabajo, siendo reducidas a puestos de servicio o limitando nuestro ascenso a los puestos directivos…
A lo que con el concepto de igualdad de género reclamamos equitativos derechos y responsabilidades, pero ¿que pasa cuando la situación es al revés? Es decir, cuando por ser mujeres estamos en una situación de ventaja frente al varón.

Tengo un amigo, profesor de ballet él, que buscando trabajo como docente en una escuela para niñas se encontró con que sólo contrataban mujeres; seguramente con el pretexto de que es más seguro contratar a una mujer que a un hombre para estar a cargo de un grupo de niñas, no entiendo del todo eso, pero en el fondo hay un prejuicio a un adulto varón en una clase de ballet, no será el infundado miedo al homosexualismo que tan conocido es en la danza (no es el caso de este amigo) a lo que en realidad le temen?
Según lo que me platica este amigo, pocas son las madres preocupadas por la actividad de sus niñas, aquellas que se quedan a ver la clase, a conocer al profesor, a ayudarle a entender a la niña en caso de situaciones como dislexia, u otros problemas de aprendizaje, falta de coordinación, etc, y a trabajar en casa cuando se requiere en casos de situaciones como pié plano, y otras que requieren tiempo extra.

Va un caso específico: Alondra, quien cada vez que se le pedía comenzar con el pié mano derechos, ella lo hacía con el izquierdo, una y otra vez, semanas y meses, y cuando el profesor le comentó a los padres la situación ellos le dijeron -que la pusiera hasta atrás, donde no estorbara, increíble, verdad?
Tal vez no les preocupa mucho el desarrollo físico y emocional de Alondra, pues no es la clase de ballet el objetivo en sí, puede que ella nunca quiera ser bailarina profesional, pero marginarla en su grupo en lugar de ayudarla es la peor opción que se me ocurre, qué pasará cuando ella ya de adulta tenga que conducir? Aquí un caso de padres para quienes las actividades de sus propios hijos son más un descanso y escape, que una inversión en los niños. Papá hace como que se preocupa por la niña, mamá hace como que la lleva y Alondra, como que hace la clase de ballet, una bonita burocracia familiar, mientras este amigo, con experiencia en danza terapia, niños con autismo y otras cosas, sigue buscando trabajo.

Publicación «matrocinada» por:
[avatar user=»Frida» size=»thumbnail» align=»right»]Frida Cano. Lectora, animalista y escribo por placer.[/avatar]
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