Fue instaurada oficialmente en 1990 por la OMS (Organización Mundial de la Salud) y UNICEF ( El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia) y ya se celebra en más de 120 países alrededor del mundo.
Se celebra la semana 41 del año por ser el periodo de gestación si se calculara a parir del primero de enero. O sea del 2 al 7 de agosto.
La importancia que tiene el difundir esta práctica radica en que protege la salud, reduciendo el riesgo en la madre de padecer hemorragia obstétrica o cáncer de mama y de ovario. Así como a perder peso del periodo de embarazo más pronto.
Podría evitar millones de muertes de bebés por diarrea y neumonía. También como un refuerzo al sistema inmunológico del bebé con los anticuerpos que la leche materna contiene; sin contar el vínculo que una madre crea con su hijo al momento de amamantarle.
Las modas y tendencias modernas ha hecho parecer esta práctica como anticuada, anteponiendo la vanidad de la mujer por encima de la salud propia y del bebé y que lejos de ser motivo de vergüenza, ayuda a la salud de ambos, como se mencionó anteriormente a evitar en la madre el cáncer de mama.