
Cuando mamá lastima. Hijos huérfanos de madres vivas: la historia de muchos.
Salí del metro CU corriendo con los nervios a tope, tratando de sacar fuerzas de no sé dónde para llegar entera al examen, para el que tanto me había preparado. Pero qué tiene que ver eso Cuando mamá lastima?

No estudio historia, pero aunque sé que la cortina de hierro cayó hace décadas, en casa la Guerra Fría entre mi madre y yo seguía latente, por lo que súmenle otro a mi ya de por sí larga lista de problemas propios de una joven inmadura universitaria.
Por fin, llego al salón esperando ya sentada poder relajarme, y llegó el examen. Mm…qué?
De repente, horas, días y hasta semana de estudio parecen desvanecerse, ni siquiera puedo entender qué diablos es lo que me preguntan; y no sólo eso, ahora comienzo a sudar frío y al intentar concentrarme en escribir una primera respuesta noto que no puedo tomar el lápiz, pues mi mano tiembla.

De inmediato reconozco que no es usual este malestar, y que ni cinco cafés lo provocarían; y además que ni bebo café. Simplemente el peor día de toda mi vida escolar.
Cansada, confundida e irritable llego a casa con ganas de meterme en las cobijas y llorar, cuando encuentro en mi mesita esas tabletas cuadradas que llevo tomando desde hace media semana, pues unas vitaminas siempre ayudan.

Ahora, buscando algún culpable de mi repentino malestar, decido cual Agente que salió del Frío, investigar de qué están hechas y para qué sirven.
Tiroides ¡Ah, ok, ya entiendo! Y coincidiendo con mis síntomas: irritabilidad, falta de concentración, de sueño, posible temblor de manos. Sólo que hay un detalle: yo no padezco de la tiroides.
Pero parece que alguien sí lo cree así, el enemigo: mi madre.

Ahí estaba la pista del enemigo, que seguro me odiaba, sólo que ni era mi enemigo ni me odiaba, era mi madre, que en su ingenuidad tomó la peligrosa iniciativa que terminó muy mal.
Y aunque reconozco que lejos de intentar dañarme y que siempre ha estado ahí para mí, ésta situación llegó casi incluso a romper ese tan delgado hilo que es la confianza.
En un muy precipitado intento de “ayudarme” según sus creencias, y los síntomas que veía en mí, terminó medicándome para una enfermedad que ni padezco, sin exámenes previos y sin mi consentimiento.

Ahora, a unos años de eso (tampoco tantos, eh?), sigue quedando una espina de aquel suceso, pero si al final aprobé la materia, y nada más pasó, porqué es que sigo con ese sabor amargo en la boca al recordarlo?
-No, mamá no haría algo así, ni para hacerme perder mi tiempo en la universidad, mucho menos para dañarme, yo me decía. -Porque las mamás no hacen esas cosas, las mamás no lastiman; mm… o sin querer, o tal vez sólo Cuando Mamá lastima.

Al igual que yo, muchas amistades, familiares y demás personas padecen de lo mismo, un cierto dolor, que sin importar cuanto tiempo pase, sigue ahí, y porque es un tema mucho más recurrente de lo que podría imaginarme, quise platicarlo con una experta en el tema.
Hoy me acompaña Rayo Guzmán, a quienes seguro muchas de ustedes ya conocen por sus videos, libros y pláticas, pues con una trayectoria de años en el tema, tiene mucho que decir al respecto.
En el pasado, docente de vocación, coordinadora de carreras universitarias, tanatóloga y experta en desarrollo humano, en el 2011 decidió darle un giro a su vida y abandonó todo para dedicarse a la escritura, y con mucho acierto, pues su manera tan directa y amorosa que tiene de tocar el espinoso tema familiar hace que más de una desee buscar ayuda en sus charlas, conferencias y libros, uno del cuales hablaremos hoy.

MSC. Rayo, el problema con la madre parece ser aún más cotidiano de lo que nos imaginamos, ¿será que el amor también lastima?
La mayoría de las que somos madres nos conducimos desde el amor. Ese amor profundo e incondicional que prodigamos a nuestros hijos y que, sin querer o sin darnos cuenta, en ocasiones en lugar de aterrizar en el terreno de la armonía y o de la aportación amorosa, desencadena desencuentros o provoca heridas. Las que somos madres somos mujeres, humanas, imperfectas y cargamos con una herencia emocional adquirida en nuestras propias crianzas que, en muchas ocasiones, inconscientemente nos hacen repetir patrones y lastimar a nuestros hijos en el nombre del amor.

MSC. Reconozco que cuando una persona sufrió mucho de pequeña, al tener hijos lo que desea es procurarles no pasar por lo mismo ¿es ahí cuando el amor se vuelve en la sobreprotección que duele?
Así es, muchas de la que hemos pasado infancias dolorosas, al convertirnos en madres, nos repetimos a nosotras mismas que no cometeremos los mismos errores que cometieron con nosotros. Sin embargo, como lo he dicho, el peso de la herencia emocional nos lleva a trasladar esas conductas que nos lastimaron a nuestro propio actuar. Es por eso que es de suma importancia sanarnos emocionalmente como mujeres para ser mejores madres. No existe la madre perfecta, pero sí existen mujeres que, al convertirse en madres, trabajan consigo mismas para ofrecer una crianza más respetuosa y responsable a sus hijos. La sobreprotección de una madre es una de las muchas manifestaciones de que existe una necesidad de crecer como mujer y de cambiar paradigmas para tejer un lazo más saludable entre madres e hijos.

MSC. ¿Pasaría también lo contrario, cuando por situaciones de trabajo, necesidad, o deseo de una vida social y/o sentimental la madre decide tomarse el tiempo para sí misma (y que no pudo por un embarazo no planeado en la juventud) y rehacer su vida, teniendo los hijos que aprender a valerse por sí mismos más de lo que correspondiera a cierta edad?
Casos como el que describes hay muchísimos. Mujeres que pierden la brújula en el ser madres y mujeres a la vez. La búsqueda del equilibrio en la relación con los hijos a la par que ejercemos nuestro derecho a realizarnos y poseer una vida propia, es una de las tareas más afanosas para las mujeres. Es por ello, repito, que es importante un trabajo de autoconocimiento y en muchas ocasiones de acompañamiento terapéutico, para que las mujeres encuentren ese equilibrio que le permita ejercer su rol de madre de manera más amorosa y responsable. Trascender heridas emocionales propias, superar vivencias dolorosas que se vivieron desde el rol de hija, lograr una autoestima sana, son algunas de las cosas que tenemos que realizar para alcanzar ese equilibrio. Si no se consigue, aparece la culpa y una mujer que se siente culpable, como madre tendrá reacciones no favorables para la relación con sus hijos.

MSC. Otro punto que comentas y que me parece muy importante, el de la herencia emocional y qué tanto nos afecta en nuestra vida.
La herencia emocional no implica que necesariamente nos vamos a comportar tal y como lo hicieron nuestros padres, pero sí conlleva una predisposición a actuar en esa misma dirección. Por eso es importante como madres sanar nuestras heridas emocionales, revisar las creencias adquiridas, los paradigmas de pensamiento y acción que se afianzaron en nuestra crianza que nos lastimaron y que, además, quizás nos los transmitieron desde generaciones anteriores. El autoconocimiento es uno de los pilares básicos para la sanación y la trascendencia en cuanto a la herencia emocional. Trascender patrones de conducta y creencias obsoletas o equivocadas, nos permite entregar una herencia emocional distinta a las futuras generaciones.

MSC. Rayo, comentas tú que la felicidad consta de cuatro conductas clave que a largo plazo nos pueden llevar a esta realización, ¿pues comentarlas, por favor?
La felicidad es la cosecha de la práctica de conductas cotidianas. A lo largo de los años he identificado 4 conductas en las personas felices:
1. No juzgan. Cuando se califican o señalan errores, defectos o conductas de otros se genera una energía de envidia, odio, rencor, ira. Emociones tóxicas que se quedan en el interior y enferman el alma.
2.No se comparan. Compararnos con otros ocasiona sentimientos negativos, aparecen sentimientos de envidia, rencor, celos, que generan malestar y contribuyen a una baja autoestima.
3. Cierran ciclos adecuadamente. Es soltar de verdad, entender que nada es eterno y absorber el aprendizaje para avanzar, por mucho dolor que se sienta.
4. Son agradecidas. La gratitud nos permite vivir en armonía, es aprender a honrar lo que fue y lo que no, a quien nos dejó una lección dolorosa o amorosa.

MSC. Atreverse a ver con ojos tan analíticos a la figura intocable que es la madre podría parecer muy atrevido en casi cualquier cultura.
Así es, la figura de la madre socioculturalmente es muy poderosa. Mi libro Cuando mamá lastima se publicó en agosto del 2015, lleva muchas reediciones y tiene 3 formatos distintos (ilustrado, edición conmemorativa). Esto parecía imposible puesto que iba a hablar de la madre desde un ángulo incómodo. Al parecer, había una necesidad de tocar el tema, de abrir el corazón de los hijos y de las madres en cuanto al claroscuro de sus relaciones. Lo dulce y lo amargo están presentes en la relación madre-hijo y las que somos madres no somos perfecta, no lo sabemos todo, nos equivocamos y lastimamos, la mayoría de ls veces, sin querer, sin darnos cuenta, repitiendo patrones adquiridos desde el rol de hijas. De todo esto había que comenzar a hablar y a ello atribuyo el éxito del libro a lo largo de los años.

MSC. Me inquieta la parte en la que mencionas que mientras en el padre la herida más recurrente es el abandono, en la madre es la injusticia.
Para escribir el libro “Cuando mamá lastima” hice una pregunta en redes sociales: ¿Qué hizo tu mamá que te lastima? Recibí cientos y cientos de respuestas en tiempo récord. En esos casos reales me inspiré para escribir las historias del libro que, aunque son ficciones, emanaron de corazones que abrieron sus heridas emocionales provenientes del vínculo materno y que me las mostraron. Para escribir “Cuando papá lastima” se repitió la fórmula. Y, efectivamente, al analizar las recopilaciones me percaté que la herida más frecuente en el vínculo madre-hijos era la de injusticia, mientras que en el vínculo padre-hijos, era la de abandono.

MSC. ¿Puedes explicarnos qué es la valentía amorosa?
Cuando hablo de valentía amorosa, me refiero a ese acto de amor propio que tenemos hacia nosotros al explorar nuestras heridas emocionales con valor, sin temor y enfrentándolas con el fin de responsabilizarnos de nuestra sanación sin buscar culpables ni escondiéndonos en los rencores.
Aquí sus libros publicados:










MSC. Me gustaría hablar sobre tu libro más exitoso, el mismo que tuviste la oportunidad de presentar en la Feria del libro de Madrid y del que sale el tema de hoy, “Cuando Mamá lastima”, y preguntarte cómo cambió tu vida, tanto personal como profesional?
Ya te he detallado un poco cómo surgió el libro, inspirado en cientos y cientos de historias reales que me regalaron mis seguidores, conocidos, personas que asistieron a alguna de mis conferencias, incluso amigos o familiares cercanos. Estoy muy agradecida con todos ellos porque abrieron sus corazones para que yo explorara el vínculo materno y, posteriormente, el paterno.

Actualmente trabajo en el libro “Cuando los hijos lastiman” para finalizar mi trilogía de la familia. “Cuando mamá lastima” es un libro que ha traspasado fronteras, que después de varios años sigue y sigue tocando corazones. Cambió mi vida al hacerme reflexionar en mis propios vínculos con mi madre y con mi hija, con las que tuve la oportunidad de platicar sobre nuestras relaciones.
Ojalá y siga tocando almas de hijos con el corazón herido y de madres que desean mejorar su rol y reflexionar sobre sus patrones adquiridos y su herencia emocional.
Rayo Guzmán
Cambió mi vida al llegar a miles y miles de lectores que, hasta hoy en día, me envían mensajes agradecidos e invaluables. Cambió mi vida porque mi carrera como escritora se dio a conocer más y más. Ojalá y siga tocando almas de hijos con el corazón herido y de madres que desean mejorar su rol y reflexionar sobre sus patrones adquiridos y su herencia emocional. El perdón es el gran protagonista del libro, y quien vive el perdón de manera honesta y profunda, nunca vuelve a ser el mismo, trasciende, libera y es mejor persona.

MSC. Rayo, muchas gracias por tu tiempo, y por invitarnos a buscar la libertad e independencia emocional de la madera de la que fuimos creados.
Gracias a ti y gracias por citar las palabras de mi querido Yuri Zataraín, quien ilustró la edición conmemorativa de “Cuando mamá lastima” con fabulosas imágenes creadas específicamente para el libro.
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Les dejo su página web y redes sociales, para las que gusten contactarse con Rayo y platicar con ell
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