
Yalitza Aparicio, la actriz mexicana protagonista de ROMA, la nueva película de Alfonso Cuarón, es una de las nominadas al Oscar como mejor actiz, logro que ha sorprendido al mundo entero pero no sólo por ser su gran debut en el mundo de la actuación, sino por un detalle que parece carecer de importancia: su origen, cosa que debía pasar inadvertida pero que en una sociedad racista como es la mexicana provocó notable polémica.
Nacida en Oaxaca, de ascendencia mixteca y triqui, se preparaba para educadora, cuando por causas del destino se presentó para las audiciones de una película, de la que no se sabía ni quién la dirigía, ni el guión, ni nada, pero que le cambió la vida gracias al genial trabajo que hizo.
Y es que los mexicanos, acostumbrados a juzgar a los demás debido al tono de la piel, nos sorprendió y enorgulleció a unos su éxito, pero a otros les dejó mucho de que hablar, pues ese «malinchismo» latente les impidió ver a una actriz diferente, y no esperaron para lanzar insultos. ¿Es que los mexicanos somos los primeros en ponernos el pié ante un paisano que triunfa? ¿Les ha pasado? ¿Y ustedes que piensan?